lunes, 21 de septiembre de 2015

Dos estrellas nuevas en el cielo


Esta es la historia de mi familia que empezó a principios del Siglo XX en un pequeño pueblo de Albacete llamado Bogarra. Allí vivían José Antonio y Ascensión, allí se enamoraron y empezaron una vida juntos.

 

Fruto de ese amor el 2 de Diciembre de 1930 nació José María, y el mismo día pero siete años después nació Elisa, poco a poco fueron llegando Genaro, Luís y Juan, una gran familia que colmaron de felicidad a los jóvenes padres.

 

Eran tiempos difíciles, tuvieron que vivir una dura guerra y una difícil posguerra, pero José Antonio y Ascensión trabajaban duro para sacar adelante a sus cinco hijos, siempre unidos, todos ponían su granito de arena para sobrevivir a las circunstancias que los rodeaban y así iban pasando los años, los niños crecían felices y los padres les enseñaban lo importante que era la unión en la familia, los valores de la humildad, la responsabilidad, de la lealtad y sobretodo del amor.

 

Los años seguían pasando y la vida en el pueblo se hizo insostenible, por lo que la familia tuvo que emigrar a Barcelona en busca de un futuro mejor, pero juntos, siempre juntos, los padres siempre protectores y los hijos con ganas de volar, pero siempre unidos.

 

Poco a poco todos se fueron del nido, se casaron y formaron sus familias, pero seguían viviendo cerca unos de otros, no pasaba un día sin tener noticias de su familia, compartían alegrías, penas, permanecían unidos pasara lo que pasara porque juntos eran invencibles y cuando fueron teniendo sus hijos cada uno les inculcaba a los suyos los mismos valores que sus padres les habían enseñado, y la familia crecía, seguía creciendo reinando en ella la unidad, la humildad, la lealtad y el amor.

 

Así fue transcurriendo la vida hasta llegar al año 2015, un año duro en el que José María llevaba ya unos años enfermo, luchando cómo un gran valiente contra diversas enfermedades pero con ganas de vivir hasta que un día Elisa también enfermó, de repente, sin esperarlo la familia entera se sumió en una gran tristeza, en un inmenso dolor,  pero una vez más unidos.

 

Ellos nacieron el mismo día, con siete años de diferencia, pero compartían algo especial que los unía, algo especial y mágico que escapa a la razón, algo que sólo entiende el corazón y el 6 de Septiembre de 2015 unieron sus manos para volar juntos a la eternidad.

 

Hoy escribo estas líneas con lágrimas en los ojos porque siento que me han arrancado un trocito del alma, ya no podré ver más sus ojos, no podré ver su sonrisa ni escuchar su voz, ya no podré abrazarlos, pero en lo más profundo del corazón siento que siguen aquí que están conmigo, con toda su familia, protegiéndonos con sus alas de plata, porque ahora son dos ángeles que desde el cielo nos siguen mimando y protegiendo cómo han hecho siempre.

 

Tia Elisa y Tio Chema, hoy quiero deciros una vez más que os quiero con toda mi alma, que seguís conmigo muy dentro de mi y quiero darle gracias a la vida por permitirme el privilegio de haberos tenido a mi lado 43 años. Quiero daros las gracias por todo lo que nos habéis dado y lo que nos habéis enseñado.

 

Quiero deciros que si nos veis desde el cielo, nos veréis siempre unidos cómo vosotros queréis que estemos, que nada ni nadie podrá romper la maravillosa familia que tantos años llevábais cuidando y que seremos felices, seguiremos riendo, cantando, bailando, recordando vuestra alegría, vuestra ilusión, vuestra grandeza.

 

Se han ido dos personas maravillosas, con un corazón inmenso y un alma pura, pero así es la vida, a veces te da y a veces te quita, nos ha quitado a dos personas que eran grandes pilares de nuestra familia pero debemos continuar porque en Diciembre nacerá la más pequeñita y nos devolverá la sonrisa, nos dará fuerza para seguir caminando y cuándo miremos al cielo veremos dos nuevas estrellas en el cielo, las más brillantes, las más bonitas que nos recordarán que estáis ahí.

 

 

 

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