miércoles, 7 de agosto de 2013

50 Años de Amor





Érase una vez una niña que se llamaba María, y un niño llamado Genaro, los dos vivían en un pequeño pueblecito escondido entre montañas y rodeado de caudalosos ríos cuyo nombre era Bogarra.



Los dos niños eran felices con sus familias, él era amiguito de los hermanos de María, y siempre iba a su casa a jugar con ellos, pero…, también a verla a ella.



Eran tan sólo dos niños, pero cuando sus ojos se encontraban, la magia brillaba, y sus pequeños corazones se aceleraban, latían cómo si fueran uno sólo, eran sólo unos niños si…, pero el amor nació sin entender de edades, simplemente…, nació.



Poco a poco fueron creciendo, y aquél amor de niños creció con ellos, se hizo cada vez más grande, más fuerte, más inmenso, nada ni nadie podría jamás separarlos, pero un día Genaro se tuvo que ir a hacer el Servicio Militar, por primera vez en su vida tendrían que separarse…, pero la distancia sólo era física, él le escribía preciosas cartas de amor que ella esperaba impaciente cada día, y a las que respondía ilusionada y enamorada.



Los dos contaban los minutos que faltaban para volver a verse…, él le prometió que volvería a buscarla, y ella lo esperaba, los días se hacían eternos, las semanas no pasaban, pero por fin el día llegó…, Genaro volvió a buscar a María y llenos de amor se casaron.



Ese día fue el más felíz de su vida, por fin estarían juntos para siempre, nada podría volver a separarlos y empezaban el camino de su vida cogidos de la mano, se iban lejos del pueblo, atrás se quedaban los recuerdos de la niñez y la familia de María: un mundo nuevo se abría para ellos en Barcelona, dónde formarían su hogar y tendrían el tesoro más grande y preciado para ellos…, sus tres hijos que colmaron de felicidad a la joven pareja, esos niños fueron el broche de oro de su mágico amor, y los cinco caminaron y crecieron juntos, pensando que no podía existir nada mejor, pero se equivocaban…, aún faltaba por llegar el tesoro más grande del mundo…, cuando María y Genaro se quedaron sólos porque sus hijos crecieron y volaron del nido, cuando las risas de sus hijos se apagaron porque se hicieron adultos, llegaron ellos…, los pequeños tesoritos, sus nietos que volvieron a llenar su casa y su vida de risas, juegos y sueños, y con ellos todo volvía a comenzar...



Y colorín, colorado…, este cuento aún no ha terminado…

50 años después Genaro y María siguen enamorados, felices y…comiendo perdices



MORALEJA: Habeis sido siempre un ejemplo de bondad, generosidad, ternura, comprensión…, habeis sido siempre el motor de nuestra vida, los que nos dan la fuerza para seguir en los momentos malos, los que nos dáis la mano para levantarnos cuando nos caemos…, los que lloran con nuestro dolor y disfrutan con nuestros triunfos…, y ante todo y por encima de todo habeis sido y sois LOS MEJORES PADRES Y YAYOS DEL MUNDO.

Una vida no es suficiente para daros las gracias por TODO, pero queremos que sepáis que OS QUEREMOS CON TODA EL ALMA, que sois lo más bonito que tenemos, y que ser vuestros hijos es el orgullo más grande del mundo.

Gracias por darnos la vida, Gracias por tanto amor, Gracias por ser nuestro Padre y nuestra Madre, Gracias por ser unos maravillosos Yayos, y…

GRACIAS POR EXISTIR

¡¡¡ FELICIDADES POR VUESTROS 50 AÑOS DE AMOR !!!