miércoles, 4 de mayo de 2011
Tormenta
Son las 18,42 de la tarde, martes 3 de Mayo de 2011, miro por la ventana y veo un cielo gris, la lluvia golpea con fuerza el cristal…, a lo lejos un rayo brilla entre las densas nubes…, despacio cuento hasta cinco… 1, 2, 3, 4, 5 y se oye el fuerte estruendo de un trueno, mientras un leve escalofrío recorre mi cuerpo.
Lentamente mi mente divaga entre mil pensamientos, sintiendo que esa tormenta que está fuera en la calle, también está dentro de mi, es tan sólo un fiel reflejo de mi alma, hoy la lluvia no tan sólo empapa las calles sino también mi corazón, y el estallido del trueno es también el grito callado que se ahoga en mi garganta.
Hoy me siento perdida, más que nunca, sin rumbo, sin saber dónde refugiarme de esta gran tormenta cómo la gente que corre en la calle buscando un lugar para cobijarse.
Hoy el camino se hace muy cuesta arriba y es difícil caminar sin que se mojen mis pies, y aún así hay que seguir, con el corazón empapado de lluvia y la explosión de mi alma, seguiré caminando con la esperanza de que cuando la tormenta acabe volverá a salir el Sol.
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