Se acerca Navidad y todo el mundo me habla del “espíritu navideño”, algo que según dicen tiene magia, algo especial que invade a la gente y los llena de bondad, buenas intenciones y que según cuentan si crees en él se cumplen todos tus sueños.
Navidad, una época dulce y mágica para muchos, pero también muy triste y amarga para otros, y para mi…, un poco de las dos cosas.
Dulce porque tengo una familia maravillosa con quién compartir y disfrutar de su compañía, amor, risas y abrazos, todos juntos cantamos, reímos y sentimos que estar juntos es el mayor regalo que nos ha dado la vida.
Dulce porque tengo unos amigos que junto con mi familia son mi mayor tesoro y aunque algunos de ellos estén lejos de mi, los siento muy cerca porque nos separan los kilómetros, pero estamos unidos por el corazón.
Soy una persona afortunada y le doy gracias al cielo por ello, quizá no tenga motivos para que la Navidad me resulte amarga, pero sí, me pone triste y me resulta amarga.
Amarga porque recuerdo a todas las personas que ya no están, mis adorados abuelos: María, Sebastián, Ascensión y José Antonio, ellos se fueron hace muchos años, pero siguen vivos cada día dentro de mi alma, ellos y todos los demás que tuvieron que partir, los sigo sintiendo conmigo, cerca, muy cerca, cada día, cada minuto, siempre están en mi mente, en mi corazón y en mi alma.
Amarga, porque recuerdo aquéllos amigos que ya no están conmigo porque la vida separó nuestros caminos, sé que jamás volveré a verlos ni a disfrutar de su compañía, pero a pesar de todo jamás los olvidaré y seguirán conmigo como siempre y para siempre en lo más profundo de mi corazón.
Dulce (y amarga) Navidad, época de sueños, magia, reencuentros y felicidad, pero también de recuerdos, lágrimas, ausencias y nostalgia.
Ojalá para todos tenga más de dulce, de mágica y de sueños cumplidos, ojalá ese “espíritu navideño” llene el mundo de sonrisas y abrazos, pero no sólo en Navidad, sino que dure todo el año.
Ojalá no nos olvidemos que la bondad, la solidaridad y el amor se necesita siempre, cada día, que no sólo existe la pobreza, el hambre y la soledad en Navidad, ojalá no olvidemos que todos necesitamos de todos para ser felices y que no hay mayor “espíritu navideño” que un gran corazón, un alma limpia y una mente en paz.
¡¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!!
martes, 17 de diciembre de 2013
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